Quiero comenzar con una introducción algo general... ¿Será que los malos tienen una razon para serlo? Desde su punto de vista todas sus maldades tienen sentido asi que deben tener razones para que lo que vemos como aquella travesura o aquel perverso crimen no sean tan malos a vista de sus ojos, sea justificable, y cuando es hora de juzgar un crimen o de regañar al pequeño malcriado, sufren una injusticia desde su punto de vista... Pocos son malos con conciencia de serlo...
La gente no nace con maldad en su corazón... ¿Qué tan cierto es?...
En un pueblo muy apartado de las metrópolis de un país lleno de pobreza y corrupción, en una familia dividída y conquistada por una intrusa amorosa, nace un hijo delgado y espigado con un gusto por dormir al parecer irremediable, la madre, mujer buena, se llamaba Elvira, hacía su vida para sus hijos, dedicada a la crianza de ellos y a su alimentación, en el alumbramiento de esta nueva criatura el padre no era figura ausente, sino intermitente...
En el camino de la vida de este niño llamado Karev lo que debía ser bello y alegre lo fue, esta no es una historia de maltratos ni de sólo malos días... Pero el niño tenía algo en sí mismo, algo que lo hacía distinto al resto, él no lo decidió, si bien es cierto el amor esta presente en un hogar, por más dañada que este la estructura familiar. La sociedad maltrata al distinto, lo vuelve un paria si es necesario, cruda y fiera es con aquellos que no encajan en sus lineamiemtos más absurdos. Este pequeño niño era uno de ellos de estos que en algún momento somos todos, desentendidos de lo que "es correcto", y aveces este desentendimiento es fastidioso y con el pasar del tiempo encoleriza al agredido que aún no entiende por que su prójimo lo desconoce, y se torna agresivo, a la defensiva, siempre pensando en el pasado, pero sin bajar el rostro, el tiempo lo forjó, literalmente a fuerza de golpe, en las llamas más arteras y lo forjó duro, se le arrebató la inocencia, la empatia la mitad de su humanidad. El niño ahora es un hombre, y las pequeñas travesuras que colmaron su infancia ahora son parte de su día a día, él no lo sabe pero en un momento dado de la historia las cosas... ¿pueden llegar a cambiar?
... Y llegarán.
"Ana... Siempre la veo, ella es distinta , pero no sabe que existo, quiza me ignora", a él le preocupaba mucho lo que ella pensará de él, no necesitaba la aprobación de nadie, pero de ella... Como desearía tener su aprobación, ella era 5 años menor, él actualmente tiene 26. Ana terminará la universidad a fines de este año, trabajará un año como una practicante, encontrará un trabajo más estable quiza conozca a alguien en ese trayecto, y el joven, sólo la observará, el no acabó la secundaria, se fue de su casa después de la golpiza que le propinó a su padre cuando tenía 18, nunca olvidó ese día, ni su madre tampoco, él no le habla, y ella perdió a un hijo, aunque conserva al bastardo que aún le sigue levantando la mano y la humilla cada vez que puede, cerdo. Y el joven tiene trabajos eventuales, pasa muy seguido por la universidad desviándose quince minutos de la ruta más corta sólo para seguir viendola, Ana... No tendría derecho a saber siquiera como se llama, pero coincidentemente el destino es grande y la ciudad chica, la preciosa Ana es compañera de su prima a la que se encuentra a diario en el bar donde él bebe y ella trabaja medio tiempo. Él por su parte aún tiene ese algo en el pecho, algo que lo hace hacer cosas de las que no está completamente orgulloso, pero es trabajo, y a lo que se dedica.
El único tiempo del día en el que siente que el mundo es ligeramente más cálido es cuando pasa por esa universidad y la ve pasar majestuosa y con la mirada más tierna, la ve pasar siempre.
Un día frio de agosto, Patrik, el que consigue la mercancía le manifiesta que se viene algo grande, una carga le llega hoy, y si los incompetentes uniformados no lo saben ya, almenos cincuenta kilos de la más costosa y blanca mercadería estará disponible para todos los adictos y degenerados de todo este miserable pueblo; el joven karev, está listo, no le importa que tan pura sea esa cocaina, ni quien la comprará, el sólo necesita la cantidad necesaria de dinero para poder comer, pagar la habitación en la que casi nunca duerme y beber... sólo.
Llegado el día y la hora, el intercambio está pactado para las 11:30 en los callejones cerca al puerto... las cosas salen mal, los traficantes no cumplen con el trato, Patrik queda desangrado en el suelo por dos disparos arteros por la espalda, Karev termina con la vida de dos narcos disparándoles limpiamente en la cabeza, dos más escapan de su alcance y entre las callejuelas escapan llevándose la coca y el dinero, tratando de no entrar en pánico huye del lugar, ansioso y colérico. Caminando sin rumbo fijo, encuentra en el camino un bar del que ve salir a una pareja algo embriagado, sin interés, da la vuelta y trata de encausarse hacia algún lugar seguro lejos de la zona del intercambio, tan solo avanza un par de pasos, cuando escucha esa vos... conocida, algo desencajada, y sobre todo temerosa, voltea con miedo de tener razón y conocer a la dueña de esos muruyos, a la vuelta de la esquina los divisa, la pareja en plena calle, besándose apoyados en un muro, y él se enerva, la pareja turbada por el alcohol no se da cuenta de que él o alguien los observa, él nota que ella estaba preciosa, y el sujeto que la acompañaba estaba un poco más agresivo a cada momento, los celos, arremeten contra el como una oleada del mar intranquilo y peligroso, observa la lujuria del sujeto que tenía una joya valiosisima entre sus brazos, Ana decide que a sido demasiado, lo lleva del brazo para regresar al var, Karev desde las sombras ocultas sólo los observa, angustiado por alguien que nisiquiera conoce bien, el hombre borracho la jala con fuerza de regreso y la besa en contra de su voluntad, Ana le pega una bofetada que el detiene antes de impactarle... Karev no puede seguir observando, saca la nueve milímetros que guarda en el saco, aun sigue tibia, con el recuerdo de sus anteriores víctimas, apunta directo a la cabeza del sujeto, coloca su índice derecho en el gatillo y se dispone a terminar con sus celos, hasta que escucha... Amor, ya calmate... Karev no puede creer que ese estropajo humano tenga el corazón de Ana, Karev empieza a escuchar cirenas que se acercan, policías que se acercan haciendo ruido y levantando polvo para encontrarlo... Karev más celoso que nunca dispara sin compasión.