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domingo, 26 de abril de 2020

Un cuento corto para no dormir


Duele cada día un poco más, caminar, sentarse y pararse, incluso llevarse una cuchara a la boca... Y sigo aquí el dolor se ha vuelto un buen amigo, incondicional, más incluso que los viejos tiempos y los conocidos, la soledad también es recurrente aún con la familia, aún con los que me quieren, es difícil conectarse con las personas que a diario corren y corren, y un viejo como yo ya no es tan interesante, almenos me pregunto si el dolor parará algún día, si ese día será pronto, a diferencia de los que corren yo quiero ir más lento, por que con cada paso me acerco al final del cuento. Si, es triste pero la verdad es que no es tan triste, viví, hice todo lo que estuvo a mi alcance para ser feliz, y aunque muero como un viejo pobre, mi mesa estuvo siempre llena, mi corazón aun más, lleno de atletas, los entiendo, a su edad tampoco quería esperar, no quería una pausa, no tenía tiempo para esas cosas, pero ahora más de sesenta años después veo que sí tenía algo de tiempo...
En fin hoy que escribo estos papeles les digo viví bien, viví todo lo que quice, ame todo lo que pude y me amaron también, mi viejo amor me dejó ya hace un año y la extraño como un libro empolvado a un apasionado lector, la extraño tanto. 
Hoy jueves, mis huesos duelen un poco más, el cielo nuboso y oscuro como de tormenta, me dice que hoy difícilmente me pararé de esta cama, no importa estoy cansado ahora y la extraño mucho, quizá sólo deba cerrar los ojos y descansar otro rato... 

domingo, 19 de abril de 2020

El último vals

Crece, aunque las nubes tapen el Sol florece... 


La última vez que hablamos, yo no tenía conciencia de que me decías, apenas tenía tres años, todo el que me veía se enamoraba de mis ojos grandes y mi cabello castaño, pero tú ese día aprovechaste mi inocencia y usaste en mi contra mi corta edad para despedirte sin que te reclamara, ¿cómo iba a saber lo que estaba sucediendo si sólo me preocupaba en jugar después de comer?. Tú ese día papá, Lucias una casaca de cuero del abuelo, una camisa blanca y sin corbata, tenias la barba crecida, quizá por que estos días estabas disperso de mente, las cartas estaban sobre la mesa, la desicion estaba tomada, entonces me llamaste ese día, recuerdo que hacía calor y que te pedí que me compraras un helado, me dijiste que lo comprarías la regresar a casa que lo comeríamos en la puerta antes de almorzar para que mamá no se molestara, me prometiste, que regresarías...

De ese día realmente el recuerdo es difuso, aveces vestias casaca de cuero y aveces lo recuerdo distinto, te veo con un polo blanco en ves de la camisa, y más bien pienso que era de tarde y que llovía, pero al final resultaba igual, recuerdo verme sentada frente al espejo llorando en silencio esperando que regreses, aveces con un helado o aveces con un juguete... 
Después de ya varios años aun pienso en las cosas que quise contarte, en las veces que llorando me metí a mi cuarto por que un chico me rompió el corazón, en las veces que quizá me pudiste dar un consejo, y aunque no te guardo rencor, no puedo olvidar que nos dejaste y que preferíste olvidarnos, formaste otra familia y enterraste nuestro recuerdo.
Solo tú sabes por que lo hiciste, pero hoy, en ésta mi fiesta de quince años me doy cuenta, de que hiciste bien, lo tuve todo sin tenerte a ti y aprendí lo que me enseñaste, incluso si nisiquiera lo imaginaste, me diste la lección más grande que se puede dar, "Todo cambia, y en quien más confías, te puede traicionar"... Te amo papá donde quiera que estés hoy soy más fuerte gracias a ti... 

miércoles, 1 de abril de 2020

El colegio

II

Mi nombre es Saúl voy a la escuela primaria y vivo con mi abuelita, todos los días salgo de casa exactamente a las seis y cuarto para salir del Callao y luego cruzar la pampa que hay entre mi casa y la avenida Valdivieso para evitar tener que dar una vuelta de cerca de una hora de camino por la avenida Argentina, en todo el trayecto corro con una rama que escondo antes de entrar al colegio al costado de unos arbustos en el parque de la vuelta. Con esta ramita me gusta pensar que puedo dirigir una orquesta o quizá podría ser una varita mágica que me permita cambiarle el nombre a las cosas por ejemplo: esta roca será ahora un perro y estas hojas ahora un grupo de trabajadoras hormigas. Pero todo se acaba cuando cruzo los portones del colegio Sagrado Corazón, hoy voy llegando con la lengua afuera porque esta mañana iba tarde debido a que me distraje por una pobre ave que se había caído de su nido, vi como siempre a los choferes de los demás niños, y nunca a las mamás, ellas tienen más cosas que hacer, por ejemplo mi abuelita dice que mi mamá tiene que trabajar en argentina muy duro, para mandar dinero a la casa y que por eso no puede estar conmigo pero que pronto vendrá, para las vacaciones, siempre dice eso cuando yo le pregunto, pero ya hace tiempo que no la veo y aunque no se lo diga a abuelita a veces me pongo triste, pero no dejo que me vea, y que no se dé cuenta que, lo sé.
Cuando llego, la formación de los primariosos ya va por la mitad y me tengo que esconder y caminar rápido por atrás para formarme con los pocos alumnos que llegaron tarde, la monja Julia, como siempre estaba ahí esperándonos al costado de la sala de profesores, parada en la sombra con su temible regla de madera descolorida y con manchas de pintura, para darnos nuestro severo castigo por llegar tarde, hacer que perdamos la primera hora de clases y además poner en nuestros cuadernos un llamado de atención para los padres que envían tarde a sus hijos, pero mi abuelita me mando a tiempo, así que no puedo dejar que lo vea. Después de más de cuarenta minutos de tortura bajo el sol podemos entrar a la clase en donde todos me ven como un bicho raro porque, mi uniforme es el mismo del año pasado, eso la verdad no me importa, y es que no he crecido mucho, tan solo crecí tres centímetros este año y el cambio de uniforme no era necesario. De los cursos de la primaria de segundo grado, la teoría de conjuntos y las palabras que llevan más de tres a, me son completamente aburridos, aunque puedo decir que el hambre a veces me hacía dejar de atender la clase de vez en cuando, mi abuelita me daba propinas cada vez que podía, y a la hora del recreo me iba atrás de los juegos donde había una reja vieja que dejaba ver la calle donde se paraba un anciano, con un bastón y la barba crecida, con una cajita de golosinas baratas que vendía hasta que alguna de las monjas venía a hacer que él se fuera, aunque era inútil, a la salida estaba en el mismo lugar y no pocos niños que nos habíamos quedado con ganas de comer golosinas íbamos a comprarle. Historia era un curso que me gustaba, aunque debo decir que no recuerdo ni la fecha de la independencia, la monja Anita era la que enseñaba este curso y ella siempre me trataba bien, era muy buena y creo que le caía bien. Por otro lado mis no pocos amigos imaginarios me hacían también la estadía bastante asequible en las cinco largas horas que pasaba en esas aulas modernísimas de una de las escuelas más caras de lima. Mi abuelita al llegar a casa siempre me preguntaba cómo me había ido en el colegio y yo siempre respondía con un “bien” con ánimo de no revelar nada más, ella me decía que tenía que aprovechar bien el esfuerzo que estaba haciendo mi mamá para mandarme a ese colegio de ricos, para que pudiera salir adelante en el futuro y que aprenda a codearme con las gentes finas de esta ciudad. No he sido muy bien recibido muy bien por esta dichosa sociedad en todo caso, alguien que no pertenece simplemente no pertenece, y más con muchachitos de siete años, engreídos y dedicados a las peleas de recreo, con señores altos y bigotones de choferes con carros completamente brillantes de punta a punta. Quizá un día pueda yo tener todas esas cosas, pero quisiera saber cuándo para poder prepararme, los escuchaba murmurar y ellos siempre me decían que andaba algo sucio y flaco, además de eso era bajo de estatura y para los deportes y para las peleas de recreo era un cero a la izquierda.
Un día llegó al colegio un niño algo extraño, tímido y algo afeminado algunos podrían decir, ese día lo vi llegar con su mamá y su padre, parecían algo desapegados a él, por lo menos el papá era un tipo alto de estatura, de traje blanco, parecía que había terminado de jugar golf hacia tan sólo un momento, y su mamá era una señora muy bella, de esbelta figura y cabellos ondulados, tez blanca y carmín rojo, con un vestido floreado por debajo de las rodillas, si algún día veo a mi mamá quisiera que sea así. Pablo el niño nuevo venía con un pantalón corto y parecía que iba a llorar a cada momento en el que la mamá lo dejaba para tomarle el cabello al papá y decirle - darling no te preocupes te vas a divertir y juan te estará esperando para traerte de nuevo a casa después de tus lecciones de piano, no lo olvides -. Pero él parecía triste y así lo pareció los primeros tres días de clases y hasta podría decir que la primera semana, yo lo observe el primer y el segundo día como era costumbre cuando un niño nuevo llegaba a la clase, pero después de la primera semana noté que en los recreos permanecía sentado en un rincón, y que no interactuaba con el resto de nosotros, por otro lado yo estaba jugando mi típico juego de darle nombre a las cosas y a cada piedra que veía le daba un nombre diferente, unas eran gusanos y otras eran simples rocas, pero me divertía poder metaformizar las cosas, hasta que mi vara se encontraba apuntándole a la cara al nuevo, y dije, tu eres una paloma, y seguí caminado y buscando curiosidades en las esquinas y en el suelo, buscando errores de la naturaleza en la disposición de que sería cada cosa, entonces, una vos temblorosa y algo preocupada llamo mi espalda y al voltear Pablo con un enorme signo de incógnita sobre la cabeza me pregunto por segunda vez, -¿qué haces?-. nos pusimos a conversar el resto del recreo y le conté acerca de mi juego y me dijo que no entendía porque las cosas tenían que ser otras cosas, a lo que le contesté que era cuestión de aprender a observar, que había objetos que eran más que eso y que no podíamos quedarnos con la versión más básica de ellos. Al parecer le parecían interesantes mis sandeces y me seguía a todos lados intentando nombrar las cosas de distinto modo, hasta que llego el día en que lo invite a venir a casa, le pedí permiso a mi abuelita el día anterior, y ella dijo gustosa que sí pues nunca lo había invitado a nadie antes, yo el niño menos parlanchín de la clase ahora tenía un amigo y extrañamente el entendía un poco mi forma de ver el mundo. Al llegar la salida nos despedimos y quedamos en que el vendría a casa a las cuatro de la tarde, entonces me enrumbe por mí ya conocido camino de arena y dunas de la pampa que tenía que atravesar para llegar a casa.
Más tarde ese día llego Pablo y entonces mi abuela había preparado unas galletas con gaseosa que tomamos, mi casa era pequeña solo teníamos dos habitaciones además de la sala y un patio pequeño con un naranjo chico que aún no daba ningún fruto, mi abuelita lo había plantado hace menos de seis meses y le contaba a pablo que cuando ese naranjo empiece a dar frutos tendría kilos y kilos de naranja para comer y que si quería le podía invitar las que quisiera, por supuesto acepto el trato de inmediato. Jugamos futbol en el patio hasta que tuvo que irse, su chofer, estaba sentado con mi abuelita en la sala terminándose esas galletas, eran un negro alto y viejo de bigotes ya con algunas canas, pero de cabello zambo y completamente negro, antes de irse me dijo que le pediría a su mamá que le diera permiso de invitarme a su casa para que la pudiera conocer, le dije que era una gran idea, y entonces se fue.
Lo triste es que después de ese día no lo vi más en el colegio no volvimos a saber de él o de su familia, algunos niños dijeron que había sufrido un accidente de tránsito, que su chofer había muerto junto con él saliendo del callao otros decían, que les habían robado el carro y que él había desaparecido, yo lo busque siempre después del colegio en la pampa que cruzaba para llegar a casa pero nunca estaba allí…

viernes, 19 de julio de 2019

Amor mentiroso

Ahora bien, te conocí de casualidad un día de abril ya las lluvias estacionales nos habían dejado un vacío profundo, pasabas casualmente por esa calle central, y casi no recuerdo el color de tu ropa, ni la hora, ni como me encontraba yo en ese momento, sólo recuerdo tu sonrisa y valga decirse que mi mundo se comprimió a tal punto que una brisa lo habría llevado de un lado a otro meciendolo y aún así nadie ahí lo hubiese notado, concentraste mi atención en tu cuerpo, tus labios, tu cintura... Y podría seguir. Sólo tenía 21 y ya alucinaba contigo... te acercaste a mi esa misma tarde, fingiendo de la manera más inocente que habías perdido tus aretes y el sólo hecho de querer ayudarte hizo que se creara en mi una conexión, el primer cigarro, uso esta metáfora por que aunque en ese momento me parecias inofensiva, me alborotaste tanto la cabeza que de mi solo quedó un niño asustado.
Pasaron los meses de habernos conocido, ya no sólo éramos amigos, ya te llamaba - amor - y tú lo correspondías, los meses más felices fueron como siempre los primeros, los siquientes cigarros, me encandila tu ánimo, eres exelente alentando a la gente, aletargando sus miedos, permitiéndoles surgir, crecer y conmigo no fue la excepción. Yo crecí contigo, asomaste a la ventana al extrovertido, al seguro, al diestro y eso fue tán efímero que no logré adecuarme y lo perdí todo.
El cáncer, 13 de octubre, ha pasado un año y tengo la fuerte sospecha de que estas embarazada, y no entiendo por que no me lo dices, vivimos juntos hace 3 meses y haz empezado a sentirte extraña, lo sé, ese bebé crece dentro tuyo. Se que no es mio, por varias razones, la principal y más ovbia es que a pezar de todo lo que hacemos en la cama nunca hemos tenido relaciones sexuales normales, dices que no puedes por lo que pasaste hace tiempo, ese terrorífico suceso, a cualquiera paralizaría, pero eso no explican, tus cambios de humor tan repentinos y esas citas constantes al ginecólogo, lo más triste para mi, es que noto que te sientes culpable.
El cáncer es inminente, despues de romper mi cabeza y de tratar de negar mi propia paranoia, lo he encontrado, ese pequeño trozo de papel, tan acusador, perdido entre el caos de nuestras constantes peleas, perdido en el desorden que no te dejo camuflar más esta mentira, esa pequeña tira de papel con resultado positivo a un embarazo que aun es secreto. No sé como decirte que lo que encontré, como abordar el tema, siento que ya no tenemos ni un minuto de paz en esta casa, y finalmete en una de las tan recurrentes histerias, lo digo, sin pensar, con crueldad, y te quedas espantada como si en algún lugar de tu cuerpo te hubieses perdido, y el silencio se hizo envolvente. Te pregunto ahora ¿quien es el padre?, ¿quien es mi contrincante?, ¿por que lo hiciste?, y cada pregunta se torna más inútil que la anterior, y sólo me voy hundiendo en mi propia calamidad de pensamiento y preguntas que con sinceridad no quiero saber la respuesta. Salgo de la casa huyendo no solo de ti si no de mí, de mi propia locura, debe ser locura saberme engañado y aun pensar en darte oportunidad de explicarte, de que me mientas a los ojos y me digas con toda desfachatez que aún me quieres...
Ella seguía en casa, pensando en el futuro, en el pasado, ese tán cruel que a ella no la deja dormir, y que hace tiempo con un hombre ella era feliz, pero el destino, perro ingrato le arrebató lo que más quería, a los hombres de su vida, su hijo primogénito recién nacido, y al padre, en un accidente de tránsito, ella nunca se llegó a perdonar por soltar de forma instintiva a la cría que en brazos llevaba para salvar su propia vida, siempre fue dura consigo misma y eso la mortificó por años, transformóse la personalidad y la estabilidad de su propia realidad. Y la verdad de su propio embarazo es que existe sólo en su mente...
Él aún iracundo por lo ya relatado, está ahora ebrio de coraje por la infidelidad del ser que había llegado a amar en tan poco tiempo, ciego por los recuerdos que embargan su razonable visión y que casi por instinto lo hacen regresar a casa. Ya no hay nadie, entra a la sala que los ha visto tantas veces discutir y se recuesta, mas bien se desploma en un sofá desaliniado e intenta dormir. 
Han pasado ya unas horas desde que la mujer salió y entonces el recuerdo de la última discusión lo despierta, lo atormenta esa idea que se pasea como una sensual y peligrosa mujer ante sus ojos, el alcohol resulta inhibido de su organismo y está más conciente a cada momento, entonces la idea de buscar pruevas, buscar indicios, buscar lo que sea para conseguir respuestas y empieza su búsqueda de un lugar a otro, se mueve como un predador acechando a su presa, cuando en un cajón de ropa encuentra lo que estaba buscando...
Mientras tanto ella a casi un kilómetro de la rivera de un río camina con lágrimas en los ojos, con la cabeza gacha y una profunda tristeza sólo camina. Caminando llega a la mitad de un puente colgante en completa soledad, mirando con desafiantes ojos el fondo del rio, en su mente sólo pasa la idea de que será madre y que no necesita de nadie que esté con ella, por que esos que juraron quererla se han ido. —Yo no necesito de nadie para criar te a ti mi bebe—. Se repetía con cierta demencia que se escurría por sus ojos llorosos, la mujer coquetea a con la caída paseándose por el borde de este puente, que tenía un barandal incompleto y en muy mal estado, con ojos llenos de una realidad que no era, pero cuanto le habría gustado de fuera suya, su hijo, dentro de su mente él crecía, pero la realidad tan bastarda con algunas mentes frágiles juega y hace destrozos a quienes más afectadas están, el niño era producto de él afán reiterado por la culpa de aquel accidente que le arrebató a su primer hijo, era tanta la necesidad de su mente por corregir su error que iba al ginecólogo una vez a la semana por supuestos síntomas de embarazo que supuestamente persivia, un período retrasado, hiperémesis , aseguraba que los múltiples test de embarazo que se habia hecho salían positivos sin falta alguna, no podia ser coincidencia.
Dentro de un cajón de ropa desordenado guardados están múltiples documentos médicos, fichas de atención, citas caducas al ginecólogo y al psicólogo, tomose el tiempo necesario para desenmarañar lo que encontró en este escondite pero el hombre aún no entiende los motivos de aquellas citas, en especial las del psicólogo, él nunca supo que en algún momento ella fuera a tratarse con un psicólogo, favorablemente dentro de la cita programada para el 10 de octubre, tan sólo unos días atrás está el número del consultorio, dada la hora en la que se encontraba estaba seguro que sería en vano intentar llamar así que lo dejó, entretenido por encontrar respuestas, habre un sobre con una carta arrugada que claramente no dio buen recaudo en su receptora quizá por el frustrante mensaje que así decía:
Querida Lucíana,
Nuestras citas avanzan favorablemente desde la primera hace poco menos de un año, quiero decirte que eres alguien muy fuerte... Y muy bella... esta carta es para decirte que no podremos tener más citas, profesionalmente estamos perdiendo el rumbo y ya no me siento capaz de tratarte, esto que tenemos Lucíana no debe continuar, no es sano, tienes novio y yo soy tu terapeuta, maldita sea!!.... Que estamos haciendo
Lo lamento mucho.
Su novio, el mensionado en esta carta ahora manchada por gotas de lágrimas que nublan más que sólo su vista, esta roto ahora, no hay nada que pueda alvidar su pesar, los celos de ese hijo que ella lleva adentro de si seguramente es tán infame como lo es ella. —Tengo que acabar con este dolor—. Se decía él mientras salía de la casa buscandola. Ya no quería explicaciones, solamente su dolor debía terminar.
La bella mujer que jura tener un feto en el vientre llora sentada en el borde de un puente, su mente oscila entre la realidad y la que ella misma creó, ella recuerda la última cita en el ginecólogo cuando este le dio la fatal noticia de un embarazo utópico, ella jamás lo tomó como cierto y la duda ahora la consume vivir en dos realidades en este punto al borde de un puente es casi tan peligroso como optar por dejar ambas realidades con un pequeño movimiento al vacío. Los pensamientos suicidas son siempre el final de un camino lleno de insertodumbre, la cumbre, o el valle más profundo la locura te envuelve y tu principio de auto conservación se ve abatido por la frustración de una realidad que te purga de si misma, en el último instante y como si estuviera predestinado el final llega para ambos, el hombre, en silencio se acerca a ella, y justamente a la distancia a la que su sombra toca el hombro izquierdo de su ex-amada, ella exclama que se detenga, si él avanza algún centímetro le daría el coraje suficiente para acabar con su vida, y él desenfunda una navaja envuelto en ira, una guerra fría se desataba en su cabeza, la mujer, sin voltear pero con pleno conocimiento de lo que ahí pasaba dice "nunca me tocarás ni a mi ni a mi hijo",antes de el último suspiro cayó en cámara lenta como si la caída fuese eterna y él no pudo hacer nada, cayó de rodillas llorando por la pérdida de esa mujer, que lo hizo sentir tanto en tan poco...
Fuiste tan crusial y efímera en mi vida, me dejaste marcado, mi vida no volverá a ser la misma.

martes, 16 de julio de 2019

Narcóticos

Ya es de mañana, el cuerpo ya no está intoxicado y ya casi no te recuerdo...
Una noche bastante loca ¿eh? tomé por lo menos 6 whiskies, y casi no te recuerdo, estaba oscuro, sólo alucinaba con el brillo de tus ojos, los rizos de tus cabellos negros y tus manos acariciando mi cara. Ese lugar me trae muchos recuerdos, en esa disco tomé mi primer trago, dí mi primer beso, y ahora... Me propone este reto, olvidarte.
Me volviste loco, me sacaste de mi zona de confort con tu "hola" y más, tu adiós... pero que esperaba, viniste sólo por un verano y ya quería que te quedarás para siempre, me causa gracia que pasé tanto tiempo con gente que ni me conoce, y tú, en un breve tiempo hayas escarbado en lo más profundo de mis miedos y alegrías, llegaste desprevenida y te tenés que ir igual, eres una dulce droga, que no mata el cuerpo; sino, el sueño, de que los cuentos de hadas se quedaron en sus libros, tremendo golpe de realidad que pegas al huracanado paso de los creyentes en utópicos placeres dignos de ser contados.
Los narcóticos; como el amor, tienen dos caras, y ambas son tan destructivas cuando muestran ese lado oscuro y siniestro, que al final sólo te deja experiencia y un pequeño vacío en alguna parte de tu propia existencia. La desintoxicación como yo la veo puede ser el momento más rudo que enfrentarás y que te abrirá el paso a crecer o el que te tirará al suelo y te fundirá la vida en una lágrima que lo condensa todo. Es curioso que dos mundos distintos choquen en un punto del espacio y creen tanta destrucción y que tus besos que alguna vez fueron dulces, hoy me consuman como algún ácido de origen perverso. Felizmente ya no estas aquí, ya no puedes verme, y ver lo que dejaste atrás, por que no lo soportaría. Ya es de mañana, ya estoy desintoxicado, ya no regreses a crear más caos.

lunes, 20 de mayo de 2019

El malo de la historia

Quiero comenzar con una introducción algo general... ¿Será que los malos tienen una razon para serlo? Desde su punto de vista todas sus maldades tienen sentido asi que deben tener razones para que lo que vemos como aquella travesura o aquel perverso crimen no sean tan malos a vista de sus ojos, sea justificable, y cuando es hora de juzgar un crimen o de regañar al pequeño malcriado, sufren una injusticia desde su punto de vista... Pocos son malos con conciencia de serlo...
La gente no nace con maldad en su corazón... ¿Qué tan cierto es?...
     En un pueblo muy apartado de las metrópolis de un país lleno de pobreza y corrupción, en una familia dividída y conquistada por una intrusa amorosa, nace un hijo delgado y espigado con un gusto por dormir al parecer irremediable, la madre, mujer buena, se llamaba Elvira, hacía su vida para sus hijos, dedicada a la crianza de ellos y a su alimentación, en el alumbramiento de esta nueva criatura el padre no era figura ausente, sino intermitente...
En el camino de la vida de este niño llamado Karev lo que debía ser bello y alegre lo fue, esta no es una historia de maltratos ni de sólo malos días... Pero el niño tenía algo en sí mismo, algo que lo hacía distinto al resto, él no lo decidió, si bien es cierto el amor esta presente en un hogar, por más dañada que este la estructura familiar. La sociedad maltrata al distinto, lo vuelve un paria si es necesario, cruda y fiera es con aquellos que no encajan en sus lineamiemtos más absurdos. Este pequeño niño era uno de ellos de estos que en algún momento somos todos, desentendidos de lo que "es correcto", y aveces este desentendimiento es fastidioso y con el pasar del tiempo encoleriza al agredido que aún no entiende por que su prójimo lo desconoce, y se torna agresivo, a la defensiva, siempre pensando en el pasado, pero sin bajar el rostro, el tiempo lo forjó, literalmente a fuerza de golpe, en las llamas más arteras y lo forjó duro, se le arrebató la inocencia, la empatia la mitad de su humanidad. El niño ahora es un hombre, y las pequeñas travesuras que colmaron su infancia ahora son parte de su día a día, él no lo sabe pero en un momento dado de la historia las cosas... ¿pueden llegar a cambiar?
... Y llegarán.
"Ana... Siempre la veo, ella es distinta , pero no sabe que existo, quiza me ignora", a él le preocupaba mucho lo que ella pensará de él, no necesitaba la aprobación de nadie, pero de ella... Como desearía tener su aprobación, ella era 5 años menor, él actualmente tiene 26. Ana terminará la universidad a fines de este año, trabajará un año como una practicante, encontrará un trabajo más estable quiza conozca a alguien en ese trayecto, y el joven, sólo la observará, el no acabó la secundaria, se fue de su casa después de la golpiza que le propinó a su padre cuando tenía 18, nunca olvidó ese día, ni su madre tampoco, él no le habla, y ella perdió a un hijo, aunque conserva al bastardo que aún le sigue levantando la mano y la humilla cada vez que puede, cerdo. Y el joven tiene trabajos eventuales, pasa muy seguido por la universidad desviándose quince minutos de la ruta más corta sólo para seguir viendola, Ana... No tendría derecho a saber siquiera como se llama, pero coincidentemente el destino es grande y la ciudad chica, la preciosa Ana es compañera de su prima a la que se encuentra a diario en el bar donde él bebe y ella trabaja medio tiempo. Él por su parte aún tiene ese algo en el pecho, algo que lo hace hacer cosas de las que no está completamente orgulloso, pero es trabajo, y a lo que se dedica.
El único tiempo del día en el que siente que el mundo es ligeramente más cálido es cuando pasa por esa universidad y la ve pasar majestuosa y con la mirada más tierna, la ve pasar siempre.
Un día frio de agosto, Patrik, el que consigue la mercancía le manifiesta que se viene algo grande, una carga le llega hoy, y si los incompetentes uniformados no lo saben ya, almenos cincuenta kilos de la más costosa y blanca mercadería estará disponible para todos los adictos y degenerados de todo este miserable pueblo; el joven karev, está listo, no le importa que tan pura sea esa cocaina, ni quien la comprará, el sólo necesita la cantidad necesaria de dinero para poder comer, pagar la habitación en la que casi nunca duerme y beber... sólo.
Llegado el día y la hora, el intercambio está pactado para las 11:30 en los callejones cerca al puerto... las cosas salen mal, los traficantes no cumplen con el trato, Patrik queda desangrado en el suelo por dos disparos arteros por la espalda, Karev termina con la vida de dos narcos disparándoles limpiamente en la cabeza, dos más escapan de su alcance y entre las callejuelas escapan llevándose la coca y el dinero, tratando de no entrar en pánico huye del lugar, ansioso y colérico. Caminando sin rumbo fijo, encuentra en el camino un bar del que ve salir a una pareja algo embriagado, sin interés, da la vuelta y trata de encausarse hacia algún lugar seguro lejos de la zona del intercambio, tan solo avanza un par de pasos, cuando escucha esa vos... conocida, algo desencajada, y sobre todo temerosa, voltea con miedo de tener razón y conocer a la dueña de esos muruyos, a la vuelta de la esquina los divisa, la pareja en plena calle, besándose apoyados en un muro, y él se enerva, la pareja turbada por el alcohol no se da cuenta de que él o alguien los observa, él nota que ella estaba preciosa, y el sujeto que la acompañaba estaba un poco más agresivo a cada momento, los celos, arremeten contra el como una oleada del mar intranquilo y peligroso, observa la lujuria del sujeto que tenía una joya valiosisima entre sus brazos, Ana decide que a sido demasiado, lo lleva del brazo para regresar al var, Karev desde las sombras ocultas sólo los observa, angustiado por alguien que nisiquiera conoce bien, el hombre borracho la jala con fuerza de regreso y la besa en contra de su voluntad, Ana le pega una bofetada que el detiene antes de impactarle... Karev no puede seguir observando, saca la nueve milímetros que guarda en el saco, aun sigue tibia, con el recuerdo de sus anteriores víctimas, apunta directo a la cabeza del sujeto, coloca su índice derecho en el gatillo y se dispone a terminar con sus celos, hasta que escucha... Amor, ya calmate... Karev no puede creer que ese estropajo humano tenga el corazón de Ana, Karev empieza a escuchar cirenas que se acercan, policías que se acercan haciendo ruido y levantando polvo para encontrarlo... Karev más celoso que nunca dispara sin compasión.

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