domingo, 24 de diciembre de 2023

Feliz navidad

Es muy seguro que si hubiera un premio al mejor hijo, quedaría muy atrás en esa lista, así como no soy la mejor persona con quien te has de cruzar en la vida, temo que mi soberana sinceridad de hoy me hunda un poco entre mis sábanas, pero, muy adentro del pecho tatuado con una tinta entrañable, los llevo a todos ustedes, mi madre y mi padre, hermanas y hermanos de otra madre. Los recuerdo convencido de que no existen más personas que pudieran importarme. 

En fechas como estas, los sitios en la mesa año con año me recuerdan que la soledad es la única que no se aleja, puede que cada tanto los vea ahí sentados discutiendo y compartiendo muchas risas, preparando la comida y abriendo una botella, festejando una fiesta año con año más desierta, temo pasarla solo en algún momento, y quisiera que volvieran esos años donde la mesa estaba repleta de familia y completos extraños, extraño que solo me importen los juguetes y explotar cohetes a media noche mientras el mundo por un minuto para un poco y te deja observar el cielo despejado. 

En mi casa las navidades fueron siempre el punto de reunión y el centro de mesa una tradición más antigua que la de dar regalos. Ver a mis tíos y primos reunidos jugando, los niños con los niños y los grandes recordando cuando eran niños. Verlos recordar esas navidades pasadas cuando el momento cumbre de la noche era jugar charadas y de pronto una carcajada precediendo a otra anécdota burlona, mientras las señoras de la casa, las matriarcas, decidían si ya era hora de sacar el plato principal del horno, si la mesa ya estaba perfecta, si las sillas estaban completas. —No hay que demorar demasiado, no queremos que pase lo del año pasado ¿recuerdas?—. 
—Que alguien por favor les diga a esos niños que no corran dentro de la casa—. 

Y la magia parecía durar para siempre, y si, esos momentos que casi parecen que nunca existieron son los que alimentan estas fechas y las tiñen con un poco de nostalgia y felicidad. 

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