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domingo, 4 de julio de 2021

Cuento de un Amor Civilizado

Eramos dos almas vagabundas sintonizado cuerpos que iban en búsqueda de verdad, sentido y felicidad. Más de tres años pasaron desde que nos topamos con nuestro destino, más de tres años entre gozos y envelezos, la calidez de tu pecho en días de lluvia y la frescura de tu nómada interior en días de calor nos hicieron vivir este amor civilizado, domingos de películas, lunes de trabajo y de martes a sábado de seis a nueve besos incontables bajo las farolas de la calle, el que dijo que las rutinas quiebran el amor, no conoció el amor más cinsero, el más simple y el más constante, el que no busca ni famas ni glorias, el que no compite por ser el más apasionado y el más grande, ese amor del que no se escriben canciones, del que ama en silencio, saber que tu estás ahí y que yo estoy para ti, que teniendo imperfecciones, no tiene vacíos es sólido como un muro de piedra pero tan sutil que pasa desapercibido...
Así nos conocimos y aún hoy después de años sigo en mis letras escondiendo el "te amo" que te debo. 

miércoles, 5 de mayo de 2021

Poema de Manuel Scorza

VOY A LAS BATALLAS
SED FELICES PARA QUE
YO NO MUERA

América,
aquí te dejo.
Me voy a las batallas.
Luchar es más hermoso que cantar.
Yo te digo,
a pesar del dolor,
a pesar de las patrias derrumbadas,
ama a los gorriones.
Yo sé que es difícil
hallar entre las tumbas un lugar para la risa.
Yo mismo, a veces, caigo,
y el viento
levanta mi cara como una alfombra rota,
pero aun en las celdas,
bajo la lluvia,
yo no perdí la fe.

Amigos,
aunque os golpeen,
jamás perdáis la fe;
aunque vengan días sucios,
jamás perdáis la fe,
aunque yo mismo os ruegue de rodillas,
no me creáis,
amad la vida,
¡ guardad rocío
para que las flores
no padezcan las noches canallas que vendrán !

Sed felices, os ruego,
salid de los cuartos sombríos,
sed felices para que yo no muera.
Yo no escribí estos cantos
para dar espuma a las muchachas.

Yo canté porque los dolores
ya no cabían en mi boca:
yo siempre estuve aquí
peleando con mastines de pavorosa nieve;
conozco todas las caras,
he visto a los deudores tratando
de meterse en sus zapatos cada amanecer.
¿ Dónde no estuve ?
¿ En qué pantano no bebí ?
¿ a qué pozo no rodé ?

Ay, a mi alma caían las cáscaras
que amargas cocineras pelaban.
Amigos: en mi corazón jamás reinó silencio,
yo oí todas las voces,
escuché a las sábanas quejarse,
supe cuando las criadas escribían cartas de tristeza,
y cuando no llegó a tiempo el único pie del cojo,
y canté, América, los dolores,
y recliné en ti mi cabeza.
Más ahora digo:
degollad la tristeza,
cantad frente al mar.
Dadme la mano, amigos.
Amo la tierra flaca
que me siguió cojeando a los destierros.
No quise confesarlo antes.
Era difícil,
me ahogaba el esqueleto,
el aire me dolía,
la voz me llagaba
pero ahora te amo.

No soy herrero,
ni jinete, ni sembrador.
Yo sólo sé cantar, pero te amo;
¡ también la aurora se construye con canciones !

¡ Amigos,
os encargo reir!
Amad a las muchachas,
cuidad a los jazmines,
preservad al gorrión.
No me busquen amargos en la noche:
yo espero cantando la mañana.

Un gran viento se levanta.
Hay demasiado dolor.
Un gran viento se levanta.
He visto arder extraños ríos.
Un gran viento se levanta,
preparad la hoguera,
preparaos.

Aquí dejo mi poesía
para que los desdichados se laven la cara.
Buscadme cuando amanezca.
Entre la hierba estoy cantando.

 

martes, 20 de abril de 2021

Cuando Anochece

Era tarde ya, parados en la puerta de tu casa con la neblina de la madrugada y la compañía de un gato que sobre un techo nos vigila, tus rodillas temblaban, mis brazos rodeado tu cintura te apretaba poco a poco y te traían hacia mí, rozabas tu nariz fría por mi mejilla esperando el momento indicado o quizás reuniendo valor para encontrar mis labios y dejar que con los tuyos tengan una conversación, y por fin se encuentran y siento tu calor, tu pasión y mis rodillas empiezan a fallar contagiadas por las tuyas y tratando de ser fuertes los dos nos juramos sin decir una palabra que no será nuestro último beso. 

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