Amaneció tu luz de tez morena, el fuego de tus venas, la salsa en tus caderas y tus hombreras descubiertas hicieron que se vistiese de rubor la luna llena.
Amaneció en mi cama tu sombra desvelada, el recuerdo taciturno de una mentira trastornada.
Amaneció mi corazón embriagado de distancia, amaneciste vos, pero en otra cama.