La vida es como una tragedia de cerca, una comedia de lejos y una mancha borrosa a la mitad.
Una canción desafinada, un verso triste si me pongo a recordar.
Con todo y eso se aprecia en mi gesto un aire de felicidad, un guiño irreverente aun cuando la luz en la noche no la dejo prendida al azar. Sabe dios y mi gato que esquivo la vista con los recuerdos que quiero callar.
Saben bien los azules luceros que llevas por ojos que pienso en ti más de lo que puedo aceptar y sabe bien que le miento el azul desconsuelo para no recordar que por los cafés me desvelo y vuelvo a volar.