Un amor… no tan real

Un amor real, un amor sin prisa, un amor que te besa y te acaricia cuando lo demás ya te desquicia.

Y que belleza se desliza por la curva perfecta de tu sonrisa cuando dices que te quedas a dormir y te mientes pues el sueño se despidió y te dejó esperando en la cocina.

Y que delicia cenar besos y beber sonrisas hasta que embriagados de caricias nos demos cuenta de que el sol se lleva otro día escondiéndose las nubes grises entre sábanas lisas, blancas y amarillas.

Y que sonrisas las que derramas sobre la cama de noche a día y de esquina a esquina, con tus ojos color sol y tus labios sabor fantasía. 

Como un par de peces de hielo

Un suspiro nada más, un par de besos apresurados, pero lo que duró este corto verano, dejará cicatrices que durarán varios años.

No te perdono que no te hayas quedado, aún me saben los labios a tu libertad de pocas maletas, voluble como el mar que nos abrazaba, no lo niego espero que regreses con las aves viajeras en la primavera.

Tinkunakama significa hasta que nos volvamos a encontrar

Y si me invitas un té, como sabré de donde proviene tu dulzura, si me llevas de la mano a caminar como sabré donde estuve, si me perdí hace tanto cuando te vi pasear, si me llamas en madrugada como sabré que no es un sueño nada más, si te digo te amo como sé que me vas a escuchar. No te dejas ver ni la sombra, como las huellas que borra el mar, por eso te escribo, porque sé que aunque no te vea hace tiempo, aunque no sepa si aún no despierto del sueño, aunque no me escuches porque estás tan lejos, siempre puedes escribir tinkunakama y me vas a encontrar, en un par de versos imperfectos, en los atardeceres que te he de guardar, en mis pensamientos plasmados en bits, hallaré la forma de tus labios tocar…